Elon Musk ha vuelto a generar controversia tras intentar implementar una estrategia de despido masivo mediante un correo electrónico dirigido a todos los empleados federales de Estados Unidos. Sin embargo, las principales agencias gubernamentales, como la NASA, el FBI y el Pentágono, han cerrado filas, desafiando la orden del magnate y manteniendo en secreto sus operaciones.

El correo de Musk y la estrategia de DOGE

Desde su perfil en X, Musk anunció que DOGE enviaría un correo electrónico a los más de 2,3 millones de empleados federales con el asunto: «¿Qué hiciste la semana pasada?». El mensaje solicitaba una respuesta obligatoria en menos de 48 horas detallando sus actividades laborales recientes. En caso de no responder, DOGE asumiría que el funcionario había renunciado, dando por finalizada su relación laboral.

Esta estrategia recuerda la utilizada en 2022, cuando Musk tomó el control de Twitter y envió correos a los empleados instándoles a dimitir si no estaban de acuerdo con sus nuevas políticas. En aquel entonces, el 80% de la plantilla fue despedida. Sin embargo, en esta ocasión, Musk se ha encontrado con un bloque de resistencia inesperado dentro del gobierno de EE.UU.

NASA impone la ley del silencio

La NASA fue una de las primeras agencias en responder. Un comunicado interno, al que tuvo acceso Bloomberg, instruyó a sus 17.000 empleados a no responder al correo hasta que se estableciera una guía clara para cumplir con las normativas de seguridad.

«Se debe PAUSAR cualquier respuesta al correo en cuestión para evitar la revelación de información confidencial o sensible a destinatarios desconocidos», advertía el comunicado. Además, la agencia eximió de cualquier respuesta a los empleados en permiso o vacaciones, destacando que no era una obligación revisar el correo en ese periodo.

El FBI y el Pentágono relegan el correo a la bandeja de spam

El FBI y el Pentágono adoptaron una postura similar, negándose a responder. Kash Patel, nuevo director del FBI, dejó claro que su organización gestionaría las revisiones según sus propios procedimientos internos.

«El FBI, a través de la Oficina del Director, está a cargo de todos nuestros procesos de revisión y actuará conforme a nuestros protocolos. Por ahora, por favor, detengan cualquier respuesta», aseguró Patel.

Desde el Departamento de Estado, Defensa y Seguridad Nacional fueron aún más contundentes, ordenando a sus empleados ignorar el correo y asegurando que el Departamento respondería en su nombre. Tibor Nagy, subsecretario interino de Estado, explicó que «ningún empleado está obligado a informar sobre sus actividades fuera de la cadena de mando de su departamento». La principal preocupación es que las respuestas podrían comprometer información clasificada.

Un correo que cuesta 8,5 millones de dólares

Según estimaciones de Fortune, la maniobra de Musk y DOGE costará aproximadamente 166.500 horas de trabajo de los funcionarios, considerando un tiempo de respuesta de cinco minutos por persona. Esta pérdida de productividad supone un costo de 8,5 millones de dólares para el gobierno, tomando en cuenta el salario promedio de los empleados federales.

Desafío a la autoridad gubernamental

Elon Musk ha demostrado nuevamente su afán por desafiar las estructuras tradicionales de poder, pero esta vez se ha topado con la resistencia de agencias que manejan información sensible y operan bajo estrictos protocolos de seguridad. La negativa de la NASA, el FBI y el Pentágono a cumplir con su exigencia no solo pone en entredicho su estrategia, sino que también refuerza la autonomía y protección de los empleados gubernamentales ante medidas arbitrarias.

Queda por ver cuál será el siguiente movimiento de Musk y si el gobierno de EE.UU. tomará medidas adicionales en respuesta a este inusual intento de control corporativo sobre el funcionariado federal.