Mientras la mayoría de las personas espera con entusiasmo sus vacaciones para embarcarse en un crucero, Mario Salcedo ha hecho de esto su forma de vida. Conocido como «el hombre más feliz del mundo,» este cubano residente en Miami ha pasado 25 años navegando por los océanos sin intención de regresar a tierra firme.

Salcedo no es marinero ni capitán de barco; su historia comenzó en 1997, cuando, después de años trabajando en finanzas, decidió tomarse unas vacaciones en un crucero. Disfrutó tanto la experiencia que, dos años después, dejó atrás su vida en tierra y comenzó un viaje de ida.

Desde entonces, ha vivido de crucero en crucero, pasando la mayor parte de su tiempo a bordo de los barcos operados por Royal Caribbean. Salcedo gasta alrededor de 100,000 € al año en sus cruceros, alojándose en una cabina con balcón, y financia su estilo de vida con diversas tareas a bordo de los barcos. Su historia ganó popularidad cuando la periodista del New York Times, Lace Oppenheim, hizo un documental sobre su vida en el Enchantment of the Seas en 2019.

Una vida a bordo del barco

Conocido como «Super Mario» por la tripulación y los pasajeros, Salcedo afirma que vivir en el mar le permite evitar los problemas de la vida en tierra. “No tengo hipoteca, no tengo que sacar la basura, no tengo que limpiar… Ahora tengo todo el tiempo del mundo para hacer lo que quiero,” explica en el documental.

Salcedo insiste en que su decisión de vivir en el mar ha sido la mejor de su vida. Sus días consisten en paseos por la cubierta, disfrutar de whisky, asistir a espectáculos nocturnos y mantenerse actualizado sobre los eventos globales a través de la televisión e internet. “Vivir en un crucero es escapar de la realidad: dejas atrás el mundo que conoces y dices: ‘Ya no quiero ser parte de ese mundo. Quiero crear mi mundo, mi realidad,’” explica.

El precio de la vida en el mar

Sin embargo, pasar más de dos décadas en un barco sin pisar frecuentemente tierra firme tiene consecuencias. A lo largo de los años, Salcedo desarrolló una condición conocida como «síndrome de desembarque.» Este trastorno neurológico causa una sensación persistente de balanceo o movimiento después de haber estado expuesto a un entorno en constante movimiento, como un crucero, un avión o incluso un viaje largo en coche. A diferencia del mareo, este síndrome no ocurre durante el viaje, sino una vez que la persona regresa a tierra firme.

Elaine Warren, fundadora y directora ejecutiva de The Family Cruise Companion, explicó al Daily Mail: “Pasar tiempo prolongado en un crucero suena como un sueño para muchas familias. Pero cuando vives en el mar, muchas cosas inesperadas ocurren en tu cuerpo. El primer ajuste es el movimiento constante.

El cuerpo se adapta al movimiento del barco con el tiempo, pero no siempre de manera positiva.” Salcedo mismo compartió con Condé Nast Traveler que ha “perdido las piernas de tierra” y que se balancea tanto que no puede «caminar en línea recta.» “Estoy tan acostumbrado a estar en los barcos que me siento más cómodo en ellos que en tierra,” agrega.

A pesar de estos desafíos, Salcedo sigue contento con su forma de vida única. Para él, el mar abierto representa libertad—libertad de las rutinas y presiones de la vida en tierra.

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