Me levanto de la cama con el yo fuera de su sitio. Ignoraba que el yo ocupaba el centro de masas de la identidad hasta que ha sido desplazado por una especie de tú extraño, intrusivo, un tú que intenta expulsar de su lugar al yo. ¿Es esto lo que llaman un desorden mental? Para combatir el desconcierto, procuro llevar a cabo las rutinas diarias como si no pasara nada. Imagino con horror lo que sería vivir el resto de mi vida habitado por un tú en vez de por un yo, que es lo normal. Los tús o túes, no sé cómo se dice, habitan en los otros. Mientras desayuno, observo disimuladamente al invasor y se le ve tranquilo. Quizá espera que el yo baje un poco más la guardia para avanzar.
Seguir leyendo
Lee más: elpais.com
Otras noticias
La España ausenteSolía repetirse entre periodistas de anteriores generaciones la anécdota de aquel jefe de redacción de algún medio franquista que, anticipando el impacto de la columna que se disponía a escribir sobre la Unión Soviética, prometía: “Va a temblar el Kremlin”.…
-
-
España RosarioSeguirSalvador SostresOpiniones relacionadasCuando mi padre me castigaba sin salir el fin de semana mi abuela Rosario se instalaba en casa y cocinaba macarrones, caracoles, carne estofada y su genial tortilla de patatas, siempre sin cebolla, porque en mi familia el…
La vulnerabilidad de EspañaLa crisis económica provocada por la propagación de la pandemia dispone de singularidad suficiente frente a otras anteriores. Se han buscado analogías con guerras, catástrofes naturales e incluso con invasiones extraterrestres, como sugirió el pasado domingo Kenneth Rogoff en este…