La historia ocultra tras el carísimo collar de Mónica Bellucci

La historia ocultra tras el carísimo collar de Mónica Bellucci


Mónica Bellucci reapareció en el festival de Cannes y recordó a los allí presentes que sigue siendo un icono de elegancia y buen gusto. Vestía una indumentaria sencilla que se le ajustaba en un vestido negro, sobrio aunque sofisticado.

Enfocó todo el protagonismo hacia su collar: una pieza muy representativa de la nueva colección de Cartier inspirada en la icónica actriz mexicana María Félix: la mujer que hizo un lujo de sí misma. Es la primera vez que esta joya ve la luz, la italiana quiso lucirla para hacer un guiño a uno de los más carismáticos iconos del cine universal.

Una joya con leyenda propia

María Félix vivía a caballo entre su tierra y parís. Sus raíces eran muy profundas y su carácter puramente latino, pero en París encontraba el estilo de vida distinguido del que le gustaba disfrutar a cuentagotas. Félix paseaba vestida con ropa cara y llamativa, sobrecargada de complementos, todos ellos de lujo.

Era excentrica, exagerada, pasional y carismárica, la perfecta musa de los artistas, una fuente de inspiración inagotable. Una perfecta femme fatale. De entre sus rarezas destacaba su devoción por los cocodrilos. Llegó a tal punto que tuvo uno como mascota.

Un buen día se presentó boutique de Cartier en la Rue de la Paix, París, con una cría de cocodrilo en un acuario y le pidió a los joyeros que hicieran una réplica de su reptil en alta joyería.

Una pieza única para ella. Los artesanos de la firma francesa trabajaron la pieza durante meses y el resultado fue un ejemplar con dos cocodrilos articulados que abrazaban el cuello. Podían desengancharse y usarse por separado como como broches independientes.

Se convirtió en la joya de referencia de principios del S.XX.

Los dos cocodrilos estaban hechos en oro amarillo de 18 quilates y se engastaron en su cuerpo 1.000 diamantes amarillos de talla brillante que pesaban 60.02 quilates. El segundo cocodrilo se esculpió en oro blanco de 18 quilates. Tenía 1.060 esmeraldas que formaban un conjunto de 66.86 quilates. Uno de los cocodrilos tenía ojos de rubíes; el otro, de esmeraldas.


Se convirtió en la joya favorita de María Félix, solía llevarla consigo a todas partes como un amuleto. Hoy esa pieza forma parte de la colección Cartier de joyas históricas exquisitas, es tan simbólica para la casa que Cartier volvió a contactar con el artesano que lo creó para rendirle homenaje a su joya estrella en el 40 aniversario de su creación.

El renacimiento de un icono

Los diseñadores de Cartier alumbraron a un nuevo cocodrillo que se inspira en la deidad egipcia Sobek. Para ello partieron a Colombia, en donde encontraron 14 esmeraldas, la piedra que cautivó a cleopatra.


La nueva versión de la joya histórica está esculpida en oro está decorada con esmeraldas y diamantes cabujón. Terminarla supuso 1.875 horas de trabajo a los joyeros.

Es una de las cuatro piezas que componen el juego y rinden tributo a la irrepetible pieza encargada en 1975, con esta joya combina una brazalete que costó 1.000 horas de esfuerzo a sus diseñadores, unos pendientes y un anillo cuyo cuerpo se envuelve alrededor del dedo y también está hecho de diamantes y esmeraldas.

La trayectoria de Mónica Bellucci promete sobrevivir al tiempo como lo hizo el carisma de la diva mexicana. Este año en Cannes resucitó la leyenda del cocodrilo, un digno homenaje de la italiana a María Félix.

Cartier no podría haber elegido a mejor embajadora para su ilustre firma.

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